El impacto de la minería en Argentina sobre la salud de las comunidades

Última actualización: 28 Julio 2014

El Dr. Diego Fridman, es Docente de Geología Médica, Impactos Mineros y Ambientales es Secretario de la Oficina Local en Argentina de la Asociación Internacional de Geología Médica. También se destaca por su labor profesional como Director de Investigación Clínica en FUNCEI,en Buenos Aires. En esta nota describe y posiciona la realidad de la salud de la población en zonas ubicadas en las inmediaciones de los yacimientos mineros.

La minería ha acompañado y hecho posible el desarrollo de la civilización. Hace 43.000 años, los hombres del Paleolítico excavaban en Lion Cave (Cueva del León), Suazilandia, en busca del mineral compuesto de hierro, la hematita, que extraían para producir un pigmento ocre.

En la actualidad, es una industria que utiliza tecnología avanzada y, en muchos países, hace una importante contribución a las economías locales y nacionales. Asimismo, la minería formal, aborda los aspectos ambientales en forma prioritaria, pero, como sucede en otras actividades industriales, la minería ha cometido errores en el pasado. No obstante, la utilización de nuevas tecnologías aplicadas a la industria, la rigurosidad de los controles ambientales y el acercamiento y diálogo con los grupos de interés previo a la instalación de un yacimiento, inciden de manera positiva en minimizar posibles impactos adversos.

En Argentina se registró un caso grave que involucró a la fundidora de plomo Metal Huasi, que estuvo en funcionamiento entre 1955 y 1987 en Abra Pampa, Jujuy, donde se procesaban minerales provenientes de emprendimientos mineros locales. La planta estaba ubicada a tres cuadras de la plaza central de Abra Pampa y, como resultado del crecimiento urbano, quedó rodeada de áreas residenciales, lo que expuso a la población a niveles inseguros de contaminación por metales pesados durante todo el período en el que operó.

Después de su cierre, permanecieron más de 15 toneladas de residuos de metales pesados acumulados en la operación, de las cuales al menos 9 toneladas tenían altos niveles de concentración de plomo. Como consecuencia de la presencia de tales desechos tóxicos en la ciudad, las condiciones sanitarias y ambientales de los habitantes de Abra Pampa, la mayoría de los cuales pertenecen al pueblo indígena Kolla, han sufrido repercusiones negativas. El envenenamiento por plomo se documentó por primera vez en 1986, durante un estudio científico realizado por investigadores de la provincia y la Universidad Nacional de Jujuy.

Los resultados mostraron que la concentración de plomo en sangre superaba los 10 μg / dL en el 80% de las muestras obtenidas de niños de entre 6 y 12 años. Según la Organización Mundial de la Salud, ese nivel de plomo en sangre puede afectar el desarrollo neurológico de este grupo etario. Como es de esperar, éste y otros antecedentes han despertado inquietud en la comunidad argentina sobre el impacto en la salud que puede derivarse de la minería, industria que ha crecido de manera sostenida en la última década.

Dada la controversia generada por los peligros potenciales para la salud relacionados con la minería a cielo abierto, en el marco de un acuerdo de cooperación entre FUNCEI (Fundación Centro de Estudios Infectológicos), una organización sin fines de lucro, creada en Buenos Aires en 1987 por el Dr. Daniel Stamboulian, y el Ministerio de Salud de la provincia de Catamarca, en el año 2010 realizamos un estudio para evaluar la situación sanitaria de las personas que trabajaban en Bajo de la Alumbrera o que vivían en las comunidades aledañas.

Uno de los principales objetivos del convenio de cooperación consistió en analizar científicamente la relación entre la actividad minera, la salud y los problemas ambientales de esta zona del país. Fue nuestro interés colaborar para esclarecer los mitos y verdades relacionados con los efectos de la actividad minera sobre la salud, desarrollando estrategias de supervisión y control que contribuyeran a promover prácticas seguras para las comunidades y el medio ambiente.

Fruto del convenio se presentó el informe de la investigación "Programa de Evaluación del Estado Sanitario en Zonas de Influencia de Actividad Minera en la Provincia de Catamarca". Evaluacion del Estado Sanitario en Zonas de Actividad Minera en Catamarca from FUNCEI Bajo de la Alumbrera es la mina a cielo abierto de cobre y oro más importante de Argentina. Está en funcionamiento desde 1997 y se ubica al noroeste de la provincia de Catamarca, a una altura de 2.600 m.s.n.m., en el área minera de Agua de Dionisio, distrito de Hualfín, departamentos de Belén y Andalgalá.

En la operación, el mineral se extrae con cuatro palas eléctricas de gran tamaño y luego se transporta a través de una flota de treinta y seis camiones mineros con capacidad para 220 toneladas. Mediante procesos de trituración, molienda y flotación a gran escala, Bajo de la Alumbrera produce un promedio anual de 570.000 toneladas de concentrado que contienen aproximadamente 140.000 toneladas de cobre metálico y 380.000 onzas troy de oro. También se producen 26.363 onzas de oro oré, y 3.233 toneladas de molibdeno. El oro se recupera tanto en forma de oro doré por medio de un proceso físico gravitacional como del concentrado.

El concentrado en forma de pulpa con un contenido de 63% de sólidos, se transporta por un mineraloducto de 316 km desde las instalaciones de procesamiento en la mina hasta la planta de filtros ubicada en Cruz del Norte, provincia de Tucumán, y luego se traslada por ferrocarril hasta un puerto en Rosario, provincia de Santa Fé, donde es embarcado para ser enviado a refinerías internacionales que lo procesan para obtener el producto final. Las colas generadas por el proceso productivo fluyen por gravedad hasta el dique de colas, donde las partículas sólidas finalmente se depositan y el agua se recircula a fin de ser utilizada nuevamente en el proceso.

Durante las entrevistas, los empleados de la mina no informaron peligros laborales para la salud ni tampoco el personal hospitalario ni los vecinos notificaron efectos sanitarios adversos.

En los análisis de calidad del agua se detectaron concentraciones naturalmente altas de sulfato tanto río arriba y abajo de la mina, pero seguía siendo potable. En relación al cáncer en adultos, si bien la prevalencia de cáncer de mama, próstata, riñón y linfomas en Catamarca superaban los índices nacionales, los tasas más altas no correspondían a la región minera occidental, donde se ubica el yacimiento y las instalaciones productivas de Minera Alumbrera (y el resto de las explotaciones mineras), sino que se encontraban en la región central, más densamente poblada. Para el análisis, fue invalorable el aporte del Registro Provincial de Tumores, que permitió vincular cada caso con el lugar de residencia del paciente. Además, la mortalidad por cáncer en la provincia se encontraba por debajo de los promedios nacionales. Se estimó que, entre los niños, la incidencia de cáncer era de 120.4 casos por millón de niños menores de 15 años al año, y a nivel nacional, ascendía a 124.4 casos por millón de niños menores de 15 años al año. El patrón de tumores pediátricos estaba liderado por tumores del sistema nervioso central, linfomas y leucemias, un patrón típico y semejante a otros países latinos, con o sin explotación minera. Se realizó un estudio de campo en Amanao, un asentamiento ubicado a 17 km de la mina, invitando a todoslos habitantes mayores de 15 años a participar.

En total se evaluaron a 57 personas (30 hombres y 27 mujeres), que representaban a más del 90% de la población local.

El número promedio de años en que la población había vivido en Amanao, fue de 30.5 años. No se detectaron cambios en el perfil epidemológico de la población local. Las enfermedades más comunes que se observaron fueron las infecciones y la hipertensión. Por ende, no encontramos evidencia de que la minería tuviera efectos adversos en la salud de las comunidades locales.

Vale la pena mencionar que nuestro estudio es el primero que se realizó para evaluar las condiciones sanitarias en las proximidades de Bajo de la Alumbrera, por lo que para entender mejor cómo la exposición a factores ambientales en las áreas mineras afecta la salud, deberían adoptarse medidas apropiadas de vigilancia epidemiológica, según las necesidades locales. La evaluación del impacto en la salud es un instrumento que combina diferentes procedimientos, métodos y herramientas para determinar los efectos potenciales que pueden tener las actividades económicas en las poblaciones más vulnerables y formula recomendaciones sobre las medidas de mitigación.

Antes del lanzamiento de proyectos mineros de gran escala, la evaluación del impacto en la salud brindará información útil y le permitirá a los grupos de interés, comunidades locales y autoridades gubernamentales tomar decisiones sobre las actividades mineras basadas en evidencias.

Asimismo, una vez que el proyecto se encuentra en marcha, recomendamos la designación de un equipo de expertos en la operación para que detecten problemas en la salud vinculados con la contaminación ambiental en forma oportuna y confiable, de manera tal de que puedan implementarse medidas preventivas y adoptarse medidas de control adecuadas.

Fuente: http://mineriaesdesarrollo.com.ar/